Un lienzo realizado en 1696 por Cristóbal Hernández de Quintana como fiel copia de la obra de Pedro Atanasio Bocanegra. Sigue las directrices barrocas trazadas por el pintor granadino.

Representa a la Inmaculada arrodillada mientras se eleva sobre un cúmulo de nubes. Su mano derecha está cercana al pecho, mientras la otra, extendida hacia abajo, sigue la línea imaginaria marcada por su mirada. Una serie de ángeles en distintas actitudes rodean el manto de la Virgen. En la línea del horizonte se atisba una bahía, en contraste con María, llena de Caridad y de suaves carnaciones, generando diferencias lumínicas.

El dogma de la Inmaculada concepción fue aprobado por la Iglesia Católica en 1854.